¿En qué consiste la ablación por radiofrecuencia?

 

 El procedimiento se realiza habitualmente con anestesia local y/o bajo sedación consciente (con el fin de disminuir la ansiedad), monitoreando las constantes vitales durante el mismo (frecuencia cardiaca, presión arterial, saturación de oxígeno).

 Se realiza una punción sobre la vena femoral y/o arteria femoral (ingle), para la introducción de los catéteres en las cavidades cardiacas.

 El procedimiento dura aproximadamente 2 horas. Luego del estudio electrofisiológico (estudio de la arritmia), momento en el que se establece el mecanismo de la arritmia y su localización. Inmediatamente después se realiza la ablación mediante la liberación de radiofrecuencia.

 Una vez finalizada la ablación se comprueba la no inducibilidad (producción) de la arritmia y termina el procedimiento. 

 El paciente debe permanecer en internación para monitoreo durante 12 a 24 horas, tras lo cual, en ausencia de complicaciones, se procede al alta hospitalaria.

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¿En qué casos está indicada?

 

 La ablación por catéter ha revolucionado el manejo de los pacientes con taquiarritmias, habiendo evolucionado desde la cirugía de arritmias. Inicialmente se realizaba utilizando una corriente continua de alto voltaje (CC); sin embargo, sobre la década de los ochenta, la radiofrecuencia sustituyó la CC (debido a la alta incidencia de complicaciones) como la fuente de energía de elección e hizo de la ablación por catéter el método de tratamiento de elección para el manejo de muchas taquicardias.

 Se considera como terapia de primera línea para algunas arritmias (síndrome de Wolf-Parkinson-White) y como una técnica importante para el manejo de otras arritmias refractarias al tratamiento médico o que el mismo se encuentre contraindicado (taquicardia auricular, fibrilación o flutter auricular, taquicardia supraventricular por reentrada nodal, taquicardia ventricular idiopática).